viernes, 22 de febrero de 2008

65 palabras... 65 minutos...

Una recomendación cinematográfica y de cine español: Tu vida en 65 minutos.

Llevo una extraña racha con las peliculas, siento que debo ver algunos titulos sin saber muchas veces de que van y sin embargo, me quedo perplejo al encontrarme historias con las que me siento muy identificado, narraciones que perfectamente podria haber escrito yo basandome en mi propia vida y sentimientos. Sin embargo, los autores que firman estas obras son otros, lo que me hace darme cuenta de que hay más gente como yo en el mundo, que le obsesiona tanto el tema de la casualidad, que ha tenido vivencias similares, y que siente esa extraña necesidad de contarlas usando una cámara de cine.

Este es el caso de Tu vida en 65 minutos, una historia sobre un chaval Dani, que un dia queda con sus amigos y uno de ellos al contemplar el periódico descubre la esquela de una persona que se llama igual que un antiguo compañero del colegio. Juntos deciden ir al tanatorio a comprobar si es él, y cuando se dan cuenta que no, es demasiado tarde, estan demasiado metidos en la celebración del difunto y ahi Dani conoce a Cristina, la hermana del fallecido, de quien se enamora.

Una serie de casualidades (esto es lo que más me encanta) hace que ellos se reencuentren y a esto se vayan uniendo otros factores que hacen de esta historia mágica e increible, casualidad sobre casualidad. Y todo llega a un punto perfecto lapidado con una frase del protagonista.

Alguna vez os habeis sentido tan felices...tan,tan felices que habeis pensado que jamas os sentiriais tan felices...vuestra vida ha llegado a una pefeccion tal...que quizas no vale la pena buscar mas, no vale la pena vivir más.

Wow! Esto evidentemente llega a un desenlace que me ha dejado congelado. Sensacional pelicula sobre el amor y la muerte, dos temas que mucha gente piensa que no se pueden juntar pero que por suerte o desgracia, realmente estan muy relacionados.

Os recomiendo esta pelicula. Yo en cuanto he acabado de verla, he sentido la necesidad de contemplar la lavadora dando vueltas. Entendereis esto último, si haceis caso a mi primer consejo: ¡teneis que verla!

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