sábado, 26 de febrero de 2011

The long goodbye

El final de una vida.

Tengo 24 años, y a pesar de las muchas experiencias que he vivido, nunca antes había tenido que ir a un entierro. Es raro, pero así ha sido, nunca había tenido un amigo que falleciera o familiar cercano, lo más cercano eran mis abuelos paternos, y mis padres me vieron demasiado niño para tener que pasar por este mal trago.

Pero esta vez, aquí estaba, a más de 400 km de la ciudad donde vivo metido en una Iglesia y contemplando muchas de las cosas que veía a mi alrededor y que como retales de mi memoria pasan a este blog.

Lo primero que me llama la atención es la desunión familiar, un entierro obliga a gente que no quiere verse a juntarse de nuevo en el mismo sitio. Todas las familias tienen más o menos disputas entre sus componentes, en algunos casos, demasiado complicadas de solucionar. Mi familia se encuentra de las menos afortunadas en ello, hay demasiadas, insalvables y al final, lo que debería ser la despedida de un ser querido y un respeto hacia las personas más cercanas, acaba siendo un circo de quien saluda a quien, y quien mira a quien durante la Iglesia.

Por otra parte, está el tanatorio. ¿Qué necesidad de ello? Llegue justo para el inicio de la misa y por suerte puede evitar esta parte. Pero la idea del tanatorio realmente es tétrica, una persona totalmente dolida guardando como última imagen en su mente la de ese ser querido profundamente maquillado y yaciendo dentro de un ataúd. Demasiados buenos recuerdos como para que ese sea el último.

Mi tercer punto en esta reflexión es la ceremonia religiosa. Esta vivencia me hizo plantearme algo en lo que nunca había pensado ¿Existen funerales ateos? De hecho, comprobando un poco el tema... si, existen, pero la mayoría de la gente que esta falleciendo anciana hoy en día, han tenido una formación muy basada en la fé cristiana, y es por eso que tal vez es raro de ver.

La ceremonia en si es algo que escapa a mi entendimiento. Una boda esta pensada para que los novios inicien una vida juntos, ellos son los protagonistas. Un entierro esta pensado para que todos nos despidamos de la persona que se va. Es una ceremonia donde los protagonistas somos el público, ya que la persona que está dentro del ataúd nunca podrá decir adiós. Sin embargo, se insiste mucho en la fé católica, en que está con Jesús y en general una falta de respeto hacía el resto de familiares que pueden tener otra fé o ser ateos.

Escuchar cosas como que "Jesús fue la primera persona en morir" o "Los cristianos son mejores personas porque viven tranquilos al saber que la muerte no es el final" son cosas que impactan y sobretodo irritan en un momento como este. No me importa realizar esta ceremonia en una Iglesia o que se mencione que ahora la persona puede estar en un lugar mejor. Pero es un adiós de la gente al familiar, bastaría con un silencio de los asistentes o una ceremonia donde voluntarios salieran a decir su adiós, pero no un discurso religioso, no es momento para ello.

Acaba la ceremonia, vuelves al coche, y uno tras otro al cementerio, donde ahí se realiza la parte más fría del entierro. Todo el mundo en silencio, mientras el ataud se introduce en un nicho y es tapado por una placa de cemento.

Ahora sabes que tu dices adiós, pero estas imagenes y estos recuerdos te hacen pensar que algún día será el tuyo y aunque sé que nunca podré organizarlo, al menos yo, espero algo más diferente, algo hecho con más cariño, una despedida como cuando te vas a vivir a otra ciudad o a otro país... un largo adiós.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Zulolandia

Zulo: dicesé de la típica habitación de alquier en L' Eixample de Barcelona.

Buscarse piso es una experiencia única. Especialmente si no vives en el lugar, lo que supone una cuenta atrás y un super-pateo por la ciudad. Esto me ocurrió en Septiembre, cuando al decidir mudarme a Barcelona, tuve que buscar un piso. Además, la ciudad condal es un sitio muy exótico en cuanto a pisos, la zona de L' Eixample esta lleno de pequeños cubiculos oscuros con terraza interior y en los que una de Leichtenstein (¿Será Leichtenstona?) tiene las narices de mirarte a la cara y decirte "típico piso de L'Eixample" mientras extiende la mano pidiéndote 450 euros al mes.

Y cierto es, típico es, la típica mierda mejor dicho, ya que hay mucho así. Más curioso es el comportamiento del dueño del primer piso que visite, que me dijo que en este piso buscaban gente tranquila, lo que significaba: "nada de fiestas, y nada de citas". Yo me quedé con "lo de las citas", ¿No puedo salir con una chica en Barcelona? Al final resulta que es una expresión catalana para decir "irse de putas".

Al final, ves mucha mierda, tanta que te quedas con la menos mierda. En la cuál curiosamente aguante 15 días y me cambie de piso poco después al barrio de Grácia, lo cuál me permitió abandonar el ruido de L' Eixample y mejorar mi calidad de vida