La historia real de un atraco a un banco que supera a la ficción.
Es una mañana de Agosto de 1973, se han disparado las alarmas del banco SverigesKreditbanken en la ciudad de Estocolmo (Suecia). Dos asaltantes armados con ametralladoras irrumpen el lugar, lo que parece un robo perfecto pronto se complica por una rápida acción policial y los secuestradores se ven obligados a tomar rehenes. Tres mujeres y un hombre son retenidos contra su voluntad en el banco. Mientras, el líder de esta operación Janne Olsson dispara contra dos oficiales y uno de ellos resulta herido.
Olsson exige 3 millones de Coronas Suecas, dos revólveres, chalecos antibalas, cascos y un vehículo.
Al tercer día, la policía taladra un agujero que da a la cámara acorazada desde la habitación superior. Olsson abre fuego y amenaza con matar a los rehenes si la policía intenta un ataque con gas y les coloca en el cuello una especie de lazo de modo que se estrangulasen en el caso de que sucediera este ataque. La situación se vuelve más tensa.
Y así se mantiene durante seis largos días, los medios de comunicación rodean la entrada al banco junto a números policías y cuerpos de seguridad que intentan negociar con los secuestradores mientras encuentran una forma de entrar segura. Sin embargo, en estos días algo raro ha ocurrido, los rehenes se niegan a ser rescatados a pesar de haber sido incluso envueltos en dinamita para amenazar a la policía.
La policía finalmente usa un ataque con gas, tras media hora los atracadores se rinden y nadie resulta físicamente herido. En el momento de la detención, una de las víctimas corre hacia uno de los captores y lo besa, los fotógrafos captan el momento y cubre las primeras páginas de los periódicos al día siguiente de todo el mundo.
Los cuatro secuestrados inician desde ese día una campaña para defender a sus captores e incluso se niegan a testificar contra ellos. Los rehenes aseguran que se sentían más aterrados por la policía que por los atracadores durante los seis días de encierro.
Uno de los secuestradores hace amistad con una de las secuestradas y es liberado por afirmar que solo había ayudado a mantener la situación en calma, Olsson por su parte comienza a recibir cartas de cientos de admiradoras y acaba comenzando una relación sentimental con una de ellas.
Esta extraña historia que supera a la ficción sucedió hace 35 años y consiguió una foto tan sorprendente dio la vuelta al mundo, acuñando un nombre que hoy en día se sigue utilizando para hablar de aquellas personas secuestradas que establecen una dependencia emocional con sus secuestradores. Ocurrio en Estocolmo, y de ahí su nombre: "El Sindrome de Estocolmo".
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