España de crisis económica y yo cenando en el Sagardi.
El viernes hubo una crisis, uno de esos momentos freaks. Fui al cine a ver Hancock y antes quede a cenar. Tengo un amigo, cuya ley consiste en que cuando vamos a cenar a algún sitio, nunca repetir establecimiento, lo que hace que prácticamente tenga todas las opciones agotadas de Independencia a estas alturas.
Sin embargo, aun nos quedaba una. El Sagardi. Se trata de un bar situado en Pza. España al lado del McDonalds... buah, si lo ponen al lado del McDonalds, no puede ser caro ¿no? Primer error.
Entramos, un bar de tapas clásico, la gente por ahí sentada en mesas altas y un camarero se acerca y nos pregunta: ¿Queréis de tapeo o cena normal? Asumimos que cena normal se refiere a podernos pedir algún bocadillo, unas papas o algo así y optamos por ello. Segundo error.
Nos mandan a la parte de arriba, atravesamos una mampara de cristal y llegamos a un restaurante de cierto lujo, con barriles gigantes de vino y sidra al fondo.
¿Mesa para cuatro? ¡SI!. Tercer error.
Ya es demasiado tarde, estamos sentados, empezamos a ser conscientes de donde estamos y de la ubicación concreta del Sagardi. ¡La plaza principal de mi ciudad! Nos atiende una mujer que no es camarera, no lleva el uniforme, es simplemente una chica que tienen contratada para tomar los pedidos. El conocido como Maitre (pronunciado Metre).
¡Mierda! Un restaurante con Maitre. Cuarto error.
Llega la carta, los precios de 10 euros para arriba todo, la mayoría de cosas incluso superan los 20. Pensamientos del momento:
- ¿Donde demonios hay bocadillos?
- ¿Si me pido sólo una de patatas me miraran mal?
- ¡Que mierda esto de tener sueldo de estudiante!
- ¿Qué es lo más barato?
- ¡Anda, esto es barato! Filete de buey.. 4,50 los 100 gramos. ¿Qué pone al lado? Ración individual 18 euros (400 gramos)... mmm.... Insisto ¿Puedo pedirme solo patatas?
- Menos mal que no le he dado un euro al francés que me ha pedido dinero mientras esperaba
- Aqui pone "IVA NO incluido", dime que no es cierto.
En un alarde de imaginación y de opresión sobre mi estomago consigo llegar a un acuerdo entre yo y el resto de comensales para intentar pedir algo decente y que sea lo más barato posible. Aunque eso signifique compartir unas croquetas de Jamón Ibérico y unas patatas.
Llega la camarera... perdón, Maitre.
- Vale, nosotros nos cogemos unas croquetas de jamón ibérico y una ración de patatas
- La ración de patatas ... ¿Con el segundo plato, no?
- Emmm.... no. Plato único
A partir de aquí, como dirían en "En busca de la felicidad"... este capitulo de mi vida se titula "Haciendo el ridículo". Es evidente que la mujer nos empieza a calar y queda sorprendida con nuestra política de euro-ahorro.
¿Y de beber? ¡Mierda! Aun quedan las bebidas, no me acordaba. Quinto error.
Estamos esperando. Sentimos como los puñales atraviesan nuestro cuerpo una y mil veces. Julio Cesar murió con 23 puñaladas, yo no se cuantas me lleve esa noche. La conversación en esos instantes se torna en una reflexión entorno al "Madre. ¿Donde nos hemos metido?", "¿Por donde podemos escapar?" o incluso el momento de desesperación del tipo "¿Nos llega? ¿Me prestas dinero?", "¿Pagas tu con tarjeta y luego te lo doy?". La crisis por suerte no llego a tanto.
Llega un camarero. Nos pone un panecillo a cada uno, sirviéndolo con pinzas, claro esta, y un plato de chistorra. Empieza el intercambio de miradas de desconcierto entre los comensales. ¿Quién ha pedido chistorra? Ante el pensamiento de "Se han colado ¿Y si nos cobran por esto también?", decidimos preguntar.
Maitre: Es cortesía de la casa, cobramos dos euros a cada uno por la chistorra y el pan. Con eso no contabamos. Sexto error.
Cabe destacar por cierto, q la chistorra eran dos trozos para cada uno del tamaño de mi meñique. ¡Miento! Si a mi meñique le faltara una falange, seguiría siendo más grande mi dedo.
Y llegan las patatas. Cuatro patatas que parecen palitos de pescado. Pensamientos del momento:
- ¿Sólo tengo una patata para mi?
- Saboreala que cada una de esas vale 1.25
- En la carta ponía croquetas. Si las patatas son así, las croquetas pueden ser... dos (a compartir entre dos) :-S
Las croquetas finalmente llegan. Seis croquetas, tres para cada uno. Conclusión...
Menú: Agua + 1 Patata + 3 croquetas + Panecillo + 2 mini-trozos de chistorra = 11 euros
Ver a Alberto haciendo el ridículo en un restaurante para ricos, no tiene precio.
Cabe destacar que dentro de lo malo, conseguimos salvar la casa y quedarnos en un precio doloroso pero no impagable. La historia se cerro con un helado de dos bolas en el italiano que cuesta 3 euros y alimenta 300 veces más que todo lo anterior.
Consejo del día: id a McDonalds, es una mierda, pero el menú no supera los 7 euros.
2 comentarios:
xDDDDDD
Yo le hubiera pasado la cuenta al amigo, por obligarte a ir alli con el rollo de no querer repetir restaurante.
^^
Hola!!
Al acabar de leer tu escrito estaba sonriendo :)
No he entrado nunca a ese restaurante pero por lo que cuentas... me quedo con Mc Donalds!!
Besos,
Eva
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