Sunday, Gloomy Sunday.
Rezsö Seress fue un pianista húngaro que en 1933 hizo su obra más famosa: Gloomy Sunday. En esta melodía volcó con gran énfasis sus sentimientos, grandes dosis de tristeza. Un sobresfuerzo emocional que hizo que una vez acabada la obra fue incapaz de soportar su vida y se suicido, o al menos eso afirma la leyenda.
Se dice que en esa época hubo cientos de suicidios tras escuchar esa canción, supuestamente, tenía el poder de hipnotizar a los amantes afligidos, que tras escucharla se precipitaban hacia la ventana abierta que tuvieran más cerca. Tal fue su leyenda que cuando se lanzó en EE.UU. llego con el sobrenombre "La canción húngara del suicidio".
Posiblemente esta historia tenga tantos toques de ficción como de pura realidad, pero también es sabido que cualquier persona cuando pinta, escribe o actúa tiene que conseguir expresar una fuerza sentimental descomunal. ¿Alguien puede pintar un cuadro y que le duela el solo hecho de verlo? ¿Alguien puede escribir un libro como si la tinta fueran sus lágrimas? ¿Se puede llegar a expresar tal carga emocional como para no poder soportarla más?
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