Cada vez me siento más como Kevin Spacey en American Beauty... apático. Me levanto por la mañana, desayuno y me voy a coger el bus, me pego unos minutos en la parada pasando frió, llega el bus (dos 20 seguidos) y continuo el viaje hasta el CPS con la cabeza apoyada en el cristal, la mirada perdida en el horizonte y escuchando mi mp4 mientras los rayos de sol me intentan despertar al cruzar el puente de La Almozara.
Llego a clase, me siento en mi mismo sitio y empieza un desfile continuo de profesores cada uno con su materia, pero me aburren, no me motivan nada y cuando parece que estoy consiguiendo captar algo me doy cuenta de que no he tocado un solo apunte en todo el cuatrimestre y eso me esta pasando factura para conseguir encajar lo poco que entiendo.
La mañana va avanzando, mi agotamiento también y cada vez me empiezo a plantear más el irme, sin embargo, algo me obliga a quedarme, no se porque pero así es. Una especie de maldita conciencia que me dice "te vas a arrepentir si te vas" y así aguanto hasta final de la mañana.
Me voy en el bus, llego a casa y me siento a comer, acabo y me tumbo cansado a ver la tele, son las 16h, debería de empezar a hacer algo. Me siento en mi mesa, saco los apuntes de FAPS, me pongo a estudiar, es imposible, mi mente no se centra, necesito liberar estress y volver más tarde, me voy al SAD.
Estoy haciendo ejercicio, mientras me rayo pensando en todo, vuelvo y me doy una ducha, meriendo algo y me siento a hacer algo de nuevo. Nada, sigo sin poder estudiar, hagamos algo de practicas, se aprenden también cosas y solía ser más divertido. Tampoco, no consigo empezar a hacer nada y cada vez mi mente se va disolviendo en hacer cosas que teóricamente deberían ser menos importantes como actualizar este blog o pasarme las horas en el messenger.
Llega la noche, ceno y sigo online, es tarde, debería irme a dormir. Me acuesto esperanzado de que mañana sera un gran día, uno en el que cambie mi vida. Pero realmente sera de nuevo lo mismo, otra vez todo se volverá a repetir, la misma rutina, no aguanto la rutina y cada vez me veo más atrapada en ella. Despertando cada día esperando que ese día sea distinto a los demás, y sin embargo siendo un calco de su predecesor.
A este paso más que como Kevin Spacey, voy a acabar como el chaval de American Beauty, en una esquina con una cámara de vídeo, buscando la belleza en una bolsa de plástico volando con el viento.