lunes, 20 de octubre de 2008

Bray

Siempre se agradece ver un poco de mar. Allá vamos.

Como dije no hace mucho, Dublín se visita en muy poco tiempo, por lo que era el día 7 de Octubre y estábamos cargados de energía para hacer una escapada a algún sitio cercano. En el Hostel nos recomendaron dos lugares, un pueblecito con un castillo o Bray, un pueblo situado con orilla del mar.

Por suerte, elegimos mar, y es que me encanta ver el mar, y aunque mis compañeros de viaje no quedaron tan entusiasmados por esta visita, tal vez porque yo era el único de interior. Gallegos, catalanes y vascos dan fe de ello.

Además creo que también fue la primera vez que visite una playa con abrigo, una experiencia muy distinta a la típica del verano. Y que me hace pensar que si viviera en una ciudad costera, pasaría más tiempo andando por la playa que en casa.

Fue una pequeña excursión, relajante, y sobretodo lo que digo siempre sobre estas excursiones, son lo mejor para evitar quedarse sólo con la imagen de una urbe, porque un país es mucho más que sus ciudades. E Irlanda especialmente creo que cumple esto.

Por supuesto, siendo una excursión incluida en el viaje a Dublín, no podían faltar las anécdotas extrañas. Y es que Bray, tiene una montaña con una cruz arriba y esto provoco que el grupo se dividiera en tres partes, una que subió hacia la cruz por senderos ocultos, otra que fue por un camino que rodeaba la montaña y una tercera parte en la que estaba viendo el puerto y la playa.

Al final, mi grupo no vio nada especial. El que subió a la cruz, se acabo perdiendo y acabaron a kilómetros del pueblo perdidos teniendo que hacer auto-stop. Y el que siguió el sendero encontró un acantilado lleno de focas, la lástima es que no llevaba cámara.

Y cierro el artículo con la mejor de las fotos que tomamos en Bray, y que sin duda pasa a ser una de las mejores fotos que tengo. De nuevo, otra en plan "Beatle".

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