Ahora mismo, en medio del silencio, de la inmensidad del Universo, hay un mensaje en una botella, esperando a ser recogido por alguien, esa botella tiene un nombre: Voyager.
Siempre la conquista de un nuevo mundo, ese afán de superación, el progreso humano, todo eso, siempre ha tenido un toque de romanticismo. La última vez que esto sucedió fue durante la carrera espacial, cuando las por aquel entonces dos potencias mundiales invirtieron grandes cantidades de dinero en cumplir un sueño, el de que el hombre tocara las estrellas y llegara a la Luna.
Y es que el cielo estrellado siempre ha tenido su encanto, y sino, que levante la mano el que nunca se ha parado a contemplarlo en un sitio abierto y se ha sentido insignificante dentro del conjunto del cosmos. Fruto de este "romanticismo espacial" nació un proyecto que siempre me ha encantado oír hablar de él: Voyager.
Dos sondas idénticas fueron lanzadas en el año 1977 y 1980 respectivamente con el objetivo de llevar un mensaje, el que estamos aquí, decirle a quien quiera que pueda encontrarlo que no están solos y que estamos aquí esperándolos. Así, surcan el espacio como dos botellas con mensajes lanzadas al mar esperando a ser recogidas por unas manos desconocidas. Mientras escribo estas palabras, las sondas habran recorrido miles de kilómetros que en el basto universo seran algo prácticamente despreciable, pero mantendran el sueño de muchas personas.
En el interior de la Voyager, se encuentra almacenado un tesoro destino a aquel que lo encuentre: la esencia del ser humano. Una imagen donde un hombre y una mujer salen saludando delante de un mapa gráfico de donde estamos, indicando nuestra posición respecto al Sistema Solar, así como la situación de este respecto a 14 pulsares, los llamados: faros del Universo.
Pero lo más valioso a bordo, es un disco de oro con instrucciones para su lectura y que contiene 115 imagenes de lo que es nuestra humanidad y múltiples sonidos de la Tierra. Si alguien encontrara ese mensaje no vería odio, ni caos, ni politica, ni razas, ni religión, vería a un bebe nacer, vería el momento de la fecundación, la belleza de la naturaleza, la capacidad de superación del hombre, eso son lo que muestran esas imagenes. En cuanto al sonido, podría escuchar los sonidos de la naturaleza, el siempre espectacular lenguaje de las ballenas, nos oirían decirles "Hola" en 55 idiomas, escucharían a Bach, a Mozart, a Beethoven.
Sin duda, no se de quien fue la idea del Voyager, ni porque se decidió estos contenidos. Pero desde luego esta misión espacial no fue creada por científicos, fue creada por artistas. Los contenidos de la Voyager son una muestra del amor que procesa nuestra propia raza, un sentimiento tan puramente humano.
Tal vez dentro de miles de años, nuestra Tierra sea un lugar inhabitable y no quede nada del ser humano, entonces tal vez la Voyager siga viajando por el espacio, guardando un último mensaje de lo que fuimos y hacer que nunca nadie nos olvide.
No hay comentarios:
Publicar un comentario