martes, 24 de marzo de 2009

Hit the Road, Hit the Hills - Day 4

Amanece en Derry. Next stop: Sligo.


Derry es una ciudad que realmente no tiene nada especial, lo único que destacaría es que todo el centro esta amurallado y que la cerveza es muy barata con el actual cambio pound-euro. Por ello sólo pondré una foto y seguiré el viaje.

Poco después de visitar Derry, dejábamos United Kingdom, e Irlanda nos daba la bienvenida con una lluvia torrencial. Fue increíble ver como dos minutos después de pasar la frontera el cielo azulado se convirtió en tormenta.

La siguiente parada, al principio se convirtió en mala idea. La razón es que en lugar de ir directos de Derry a Sligo, se nos ocurrió entrar en el condado de Donegal para visitar Sliege League, los acantilados más altos de toda Europa. ¿Por qué fue una mala idea? Porque en Irlanda hay cuatro tipo de carreteras, las que empiezan por N que son bastante buenas, las que empiezan por A, secundarias, que no están mal. Las que empiezan por R, regionales que empiezan a ser caminos de cabra y en el ultimo puesto de la escala: lo peor de lo peor, las de cabras que no tienen ni nombre, ni letra.

Tuvimos de todo en este viaje: sol, lluvia, nieve, granizo, viento.
Todo un "Four seasons in one".

Pues bien, la carretera hacia estos cliffs, se va convirtiendo de N a A, de A a R, de R a camino de cabras y de camino de cabras a barrizal. Y encima la distancia que parecía pequeñisima en el mapa, se acabaron convirtiendo en unos 50 kilómetros.

Llegamos a un punto donde creíamos que no podíamos llegar, un camino lleno de barro, con una valla metálica para cortar el paso y que tenias que abrir bajando del coche y unos metros más adelante un terreno en obras con conos de señalización arrastradas por el viento y maquinaria abandonada. Parecía como si alguien hubiera intentado construir aquí y la naturaleza no lo hubiera permitido. Todo esto unido a unas rachas de viento que te tiraban al suelo, no te dejaban respirar, y que me dejó toda la piel roja.

Tenemos que dar la vuelta, es imposible seguir, y eso empezamos a hacer. Sin embargo, en ese momento, un coche apareció en dirección contraria, lo detuvimos y nos dijeron que era posible llegar, que nos quedaba medio kilómetro y que era un espectáculo increíble. Y ahí nos encontramos con esto.

Si sólo verlo en foto ya mola. Al natural, con este viento asfixiante y con un mar muy picado, es una inexperiencia inolvidable. Fue buena idea esa de seguir adelante. Y toca volver, deshacer el desvío que hemos tomado para volver a la carretera principal, sin embargo, en mitad de la nada y rodeado de ovejas se nos dispara la alarma del deposito de gasolina del coche.

Miro en el mapa, el pueblo más próximo esta "a tomar por culo" y encima, nos equivocamos de carretera por lo que andamos unos 50-60 kilómetros con el deposito quejandose e imaginando la situación de andar por esta carretera con la botella de gasofa. Sin embargo, llegamos a tiempo. Uff, menos mal.

Por supuesto, en el camino, no nos olvidamos de visitar alguna playa. Aunque esta vez sin entrar con el coche en la arena.

Y finalmente, llegamos a Sligo. Localidad famosa por haber visto nacer al escritor Yates, y la verdad es que por nada más, ya que en tan sólo media hora se nos acaba la ciudad. Y lo que parecía ser el punto final del día 4, decidimos moverlo a otra ciudad y seguir con el coche hasta Galway.

Unos 100 kilómetros después llegamos a Galway, lo justo para buscar una habitación en el Sleepzone (donde pase mi primera noche en Galway) y donde pregunte por mi guante desaparecido en Octubre... evidentemente, sigue desparecido. Visitamos también la bahía durante la noche y descansamos para acabar el tour en el día cinco.

Sin embargo, no habrá día cinco en este artículo, ya que el último trayecto Galway-Cork, lo hicimos en modo non-stop para llegar lo antes posible a casa y porque el interés turístico de esta área carecía de relevancia a estas alturas tras haberlo visitado tantas veces desde el sur de Irlanda.

La vuelta a toda Irlanda había sido completada.

No hay comentarios: