lunes, 16 de febrero de 2009

De un sitio para otro

Alberto y sus aventuras por Irlanda.
Representación gráfica de Alberto en un día normal en Irlanda

Este capitulo de mi vida se titula "Alberto perdiendo el culo". En serio, ahora estoy sentado en mi ordenador, descansando un poco, mirando el facebook y pudiendo dedicarle un ratillo a mi blog, al que siempre que contemplo veo como una versión retardada de lo que tendría que escribir.

Ser erasmus, estresa. Y que no me digan que no :-P. En serio... el ritmo de vida es caótico y frenético, y la semana pasada llegó a puntos increíbles. Si me ves por Cork, posiblemente estaré esquivando que no me atropelle un coche, saltando por los bordillos y haciendo kilómetros y kilómetros a zancadas.

El otro día por ejemplo, tuve que ir a la Universidad, quedar por la tarde para tomar un té, cenar y salir de fiesta. Esto para mi podría ser un día cualquiera en mi ciudad natal y sin estrés. Sería muy fácil, te levantas por la mañana, vas a clase, comes y quedas a las 17h con quien sea, te tomas un té, te pegas dos horas y te vuelves a casa, cenas con toda la tranquilidad del mundo y sales.

El problema es que en Irlanda, el día no parece que tenga 24 horas. Es siempre tan corto y fugaz, y todo viene derivado por el problema de las diferencias de hora para las comidas. Y además, es que se nota que los irlandeses sienten el día también así, porque cinco minutos aquí son muy valiosos. De ahí que los cursos tengan menos horas, y que tenga sentido hacer un "meeting" de sólo 15 minutos, cuando los hacía en proyectos, ese era el tiempo que habitualmente tardaba en que nos centráramos todos.

En fin... ¡Me voy corriendo!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Aaaaaah! Tu día normal en Irlanda es... sin cuello???!!!! :-O