Como dije, salvo la parte de Connemara, este viaje a Galway se iba a convertir en un pequeño calco del anterior. Así que ahí estaba de nuevo mis queridos Cliffs.
Ya llevo dos veces vistos los Cliffs, una compañera mía polaca me dijo que en dos años los ha visitado 10 veces, así que esperad más artículos como este porque sin duda, me tocara pasara por aquí de nuevo si viene alguna visita.
Lo único bueno de esta segunda visita, es que la lluvia dio una tregua cuando llegamos a los Cliffs, por lo que pudimos tomar todas las fotos con absoluta tranquilidad y adentrarnos en sitios prohibidos donde desaparecían las barreras de seguridad, y donde sólo estabas tú y una caída de 50 metros delante tuyo. Daba auténtico miedo.
Luego también visitamos The Burren, esta peculiar zona rodeada de piedras y que para llegar a la playa tienes que saber por donde ir saltando en cada segundo.
Estuve también en el puerto de Doolin, lugar donde tendría que haber cogido el ferry para visitar las islas Aran dos semanas atrás, y descubrí el que ya había estado en este pueblo al entrar en el pub Fliltzpatrick a comer, lugar donde nos calentamos la última vez frente al fuego.
¿Volveré algún día a Doolin para ir a las islas? Eso espero...
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