Amanece. No hay sol. Llueve un montón y el viento tiene una fuerza imparable. Llamo a los ferries, en efecto, el viaje se cancela, se vienen abajo los planes que teniamos de pasar una noche en Inis Mor, y tendremos que volver a Cork un día antes, pero evidentemente, aun estamos en Galway, y hay que aprovechar el día.La respuesta pasa por ir a los famosos acantilados de Moher. Una de las maravillas de Irlanda, y que yo prefería evitar en este viaje, porque en tan sólo dos semanas después había contratado un viaje con la Photographic Society para ir a verlos. De ahí, que me motivara más ir a las islas.
Pero era imposible... y algo había que ver, sobretodo porque Anna tenía que aprovechar el viaje. Así que ya perdonareis, pero os hablare dos veces muy seguidas sobre Moher.
Sin embargo, el tour a Moher hace varias paradas por el camino y esta es una de ellas, Ailwee Cave.
Lo mejor de visitar unas cuevas, es que sabes que afuera esta lloviendo y que aquí no te mojas. Una visita de unos 45 minutos te adentra por estas cuevas habitadas en tiempos por osos y que ahora forma parte del espectáculo turístico que es el país de Irlanda.
Si vienes a Irlanda, es un buen sitio donde adentrarse.
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