Evidentemente, se cambiaron los hoteles de cinco estrellas por hosteles de 12 euros la noche y las cenas de gala por kebabs de 2 euros y las fiestas en ferry por baruchos en Taksim. El evento perdia estrellas pero no por ello calidad.
Sobretodo se ganaba en calidad humana. Los días anteriores había mucha gente y al final te acababas juntando con las mismas personas. Esta vez, eramos sólo un pequeño grupo de unas 12 personas y con la característica de ser cada uno de una nacionalidad distinta: una polaca, una griega, un esloveno, un turco, un checo, una rumana.... y yo, el español. Era un grupo sensacional, y a pesar de que sólo pude pasar dos dias y dos noches con ellos, al despedirme en una tetería cerca de Taksim parecía que alguien iba a llorar... y si me llegan a dejar ahí una semana más, sin duda todos lo habríamos hecho :-).
En este tiempo pudimos hacer turismo: visitamos Blue Mosque, la famosa mezquita de Estambul que tiene dos cualidades: ser preciosa y oler a pies. También estuvimos en el antiguo palacio del Sultan y en Sofía, la catedral cristiana reconvertida a mezquita.De todo esto, guardo muchos recuerdos, muchas fotos y momentos muy divertidos como la palabra "Bulu musk" que era más o menos la forma en que decia "Blue Mosque" nuestro guía.
Y para completar la visita, nos fuimos a las llamadas Princes Island, que no tienen nada que ver con la palabra "Princess" en inglés y en donde encontramos un paraíso que en momentos me recordaba a Irlanda pero con 30 grados. Todo esto, desde el asiento de una bicicleta.
El viaje se acabo. Volvi a mi país tras levantarme a eso de las 04.30 de la noche y tras un largo dia de dos aviones, y más de 10 horas en Barajas contando el retraso de mi vuelo a Zaragoza que me hacía pensar una y otra vez que no iba a poder ir a la presentación de mi proyecto. Finalmente, llegué... me dormi, y me levante para defender mi proyecto y empezar una nueva etapa en Zaragoza como licenciado.
Sissy, fumar es malo ¿Lo sabias?
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