9 horas de bus y una tarde durmiendo en casa sirvieron para recuperarse, ahora tocaba preparar el viaje a Reims.
Tuve sólo 3 días para descansar en Zaragoza, pero eran más que suficientes para estar listo a afrontar un nuevo viaje en este verano. El destino era Reims, una ciudad situada a 45 minutos de tren de París y famosa por el champagne.
Para ello, aterrice en el aeropuerto belga de Charleroi la noche del viernes y a la mañana siguiente empezó la visita de Reims con Mélanie. La ciudad en si, no tiene un gran valor, es destacable su catedral: Notre Dame de Reims que es comparable a Notre Dame de París, incluso un poco más grande, pero carece de los encantos de su ciudad vecina como pueden ser el Sena, los campos Eliseos o la torre Eiffel.
Pero no fue en Reims donde dormía, era en uno de los pueblos de su "aglomeración" que se llama Taissy. Este pueblo curiosamente estaba celebrando su festival y habían montado unas ferias, hicieron un espectáculo de fuegos artificiales por la noche y desfiles de gente vestida de pitufos. Así que aunque el ambiente no era un gran lugar, la compañía, las anécdotas y los buenos momentos hacían de este viaje un viaje muy especial.
Y no sólo eso, todo mejoró el día que cogimos un tren en dirección París.
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