No fueron mis amigos durante todo el año, solamente los dos últimos meses, pero eso no importaba, tanto ellos como yo, teníamos la sensación de que buenos amigos eramos y que pena no habernos conocido antes. Tampoco nos pudimos ver ese verano, se suponía que íbamos a hacer un meeting en Barcelona, pero no les fue posible a ellos y el tiempo paso...
Un año entero. Y entonces... decidí que era tiempo de ir por fin a Montpellier. Fueron casi 10 horas en bus desde Zaragoza, una paliza unida a que el bus es nocturno y por tanto acabas un poco hasta las narices de no saber como apoyar la cabeza para dormir.
Y cuando llegue esto me encontré...
Fueron unas vacaciones de 7 días reencontrándome con viejos amigos y haciendo unos cuantos nuevos (los amigos de mis amigos). Además de hacer mil visitas a sitios de los alrededores, pero eso se merece otro post... y por eso, lo mejor es ahora hacer una pequeña galería fotográfica, porque una imagen vale siempre más que mil palabras.
pene gigante de color marrón (Se ve un poco en la foto). Si, sigo sin entender esta escultura.
La belleza en Montpellier no está solo en la arquitectura.
Pastis, la clásica bebida alcohólica del sur de Francia.
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